...no busques compañía.

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jueves, 3 de abril de 2014

La fobia como una de las bellas artes

Poema diurno,
en principio,
al menos sospechoso…
Anoche hablé con Rafa
en el cumpleaños de Blanca
después de un año de tensa indiferencia
debe ser eso
distancia de por medio
fue bueno
y raro
Ahora se me vino a la cabeza
parte de la charla,
la más trivial

“No, no hay forma,
No me gustan las travesías.
Me gusta remar Rafa, acá en Rosario imaginate además Rafa
con cruzar el cauce ya es un toco
cruzar y quedar tirada en uno de los paradores
con baño
nada de hippismo
esa me va.
No, no me copa, ya sé a vos sí…
yo no sé…
hay veces, cuando está muy picado
que remo y remo
te juro que pienso “no vengo más, vendo el kayak y se va todo a la mierda”
-“Sí, tal cual. Me pasa cuando salgo de travesía y estoy muy cansado. La última vez éramos 200, además mucha gente… pero cuando llegás después de remar 7, 8 horas te das cuenta de que vale la pena” (y me mostró viril el puño, e imitó el puño con los labios y los ojos)
“-Ves yo creo que es eso, me la vuela, te cansás y no tenés cómo mierda irte, tenés que remarla y remarla y remarla… por eso no me gusta, es como una repetición ominosa de la vida…y encima por opción. Estoy tratando de no ser ya más sparring de esa puerca, cuando lo puedo evitar. No Rafa, lo mío no son las travesías…”

Intuyo de más
sobreinterpreto
como siempre
Creo que en esta pequeña charla
se resolvió nuestra eterna disputa
fálica…

vamos a estar bien.

La fobia como una de las bellas artes

“Fue mientras escribía
recién empezaba
tenía unos 6 años
me miré la mano
sosteniendo el lápiz
insegura
y me di cuenta
de que nunca
nadie iba
a poder estar adentro
mío
y que yo nunca iba a poder
estar adentro
de nadie más
que estaba eso
irreductible
incomunicable
me invadió
esa angustia existencial
corrí a tratar de explicárselo
a mi mamá
nunca
te pasó?” 

“¿Sentirme solo?
No.” 
   
   (Veo pasar a la gata-reptil apenas iluminada por la luz que entra por la ventana 
   mientras siento todavía el eco 
   de esa ecuación
   lacerante)

A veces pienso ratón
      cuando me hablás
      después de que yo 
      digo
      todas mis usuales
      parrafadas 
que los siglos de filosofía
y de literatura
humana
se reducen a eso
“familias disfuncionales”
toda la reflexión ontológica
es pura maquinaria neurótica ratón
Vés
   vos no la tenés,
yo sí
y a veces pienso
que nosotros somos
como un gran varieté
para ustedes
que se entretienen
   gratis 
con nosotros
       De otra forma
       no entiendo
       por qué nos eligen.
“Es un poco así, jej (gratis no, pero)”

    Él está relajado
    lo siento
    abrazarme 
    cálido 
    como un 
    pulpo
    y lo envidio

    como cada vez
    que se me abre
    esa tangente  
 en la que percibo
 cómo
 la oscuridad
    fracasa 
    en hacer 
    su aleación
       y nos deja
       abrazados 
    en un acople
    de universos
en esa monstruosidad
       dodecafónica
      en la que yo siempre
       desentono
  
    Él huele la adrenalina
       que destilo 
    y hace de todo
    un algoritmo 
    de simpleza.
    se limita a lo
    que entiende
    es esencial 
    y me abraza 
    (eventualmente esboza algún cariño. Permanece en silencio)
     
     "En marzo vuelvo a terapia ratón... 
      espero que me alcance el presupuesto..."
      (le digo) 
      Después 
      trato de
      echar
      sobre todo
      un manto

      de sueño

Sincericidios

El frío polar de los
ochenta
en echesortu era
más punzante. Estoy segura.
tal vez fuera el cemento
y la pintura en aceite
que condensaba
el agua
y la volvía hielo
mientras viajábamos
en bici
y yo veía
pasar la secuencia
del paisaje
monótono
que iba formando
los días

era el espíritu más
pujante de echesortu
el de mi abuelo
el único que me dejaba
a horario
antes de que tocara
el timbre
ése con el que empezaba
día
a día

mi paulatina domesticación